Los instrumentos que las personas físicas o jurídicas pueden adquirir con la finalidad de ahorrar, invertir o gestionar su dinero es lo que se conoce como producto financiero. Habitualmente, los productos financieros son ofrecidos por bancos o instituciones financieras, pero también pueden hacerlo corredores de bolsa o proveedores de seguros.
Cada vez son más las empresas, y también los particulares, que deciden contratar los servicios de un experto en riesgos financieros para obtener la máxima rentabilidad de su dinero. Estudios como el Máster en Gestión de Riesgos Financieros online de UNIR ofrecen a sus alumnos la posibilidad de convertirse en auténticos especialistas en evaluación y mitigación de riesgos asociados a cualquier tipo de producto financiero.
Tipos de productos financieros
Los productos financieros son instrumentos al alcance de individuos particulares y de empresas con los que se puede obtener tanto rentabilidad como financiación. Se dividen en tres categorías: de ahorro, de inversión y de financiación.
Productos financieros de ahorro
Son aquellos que sirven para invertir el dinero con un riesgo muy bajo y una remuneración o TAE muy pequeña. Con ellos no se pierde dinero, pero puede darse el caso de que si la inflación es alta, merme el poder adquisitivo de forma anual. Entre los productos financieros de ahorro más comunes se encuentran:
Cuentas bancarias
Son productos esenciales. Las cuentas bancarias pueden ser corrientes o de ahorro y se trata de un tipo de depósito que permite a su propietario disponer de esos fondos cuando desee. La diferencia entre cuentas corrientes y de ahorro suele estar en el tipo de productos que se vinculan a ellas y también en el tipo de interés que ofrecen. Así, muchas cuentas de ahorro no permiten vincular ningún tipo de gasto, por lo que estos cargos tendrán que domiciliarse en la cuenta corriente. En las cuentas corrientes se vinculan ingresos como las nóminas, pensiones y otros, así como las domiciliaciones de recibos, las tarjetas de débito y crédito, etc.
Por lo general, el interés recibido por mantener fondos en las cuentas de ahorro es superior al de las cuentas corrientes, aunque sigue siendo bajo comparado con el que se obtiene a través de otros productos financieros.
Depósitos
Cuando se abre un depósito con una entidad bancaria, suele estipularse un plazo de tiempo determinado durante el cual no se puede disponer de ese dinero. En caso de tener que disponer de esa cantidad, será preciso pagar una comisión.
El riesgo de este producto financiero es también muy bajo y cualquiera puede acceder a él. La rentabilidad que ofrecen las entidades por contratar un depósito es más elevada que la de las cuentas de ahorro, pero mucho menor que la de otros productos financieros con mayor riesgo.
Plan de pensiones
Este es un producto híbrido, que entra en la categoría de ahorro y también en la de inversión. Este instrumento permite ir haciendo aportes puntuales de dinero a un fondo que será invertido por la entidad que gestiona el plan atendiendo a los perfiles de riesgo que hayan sido pactados. Estas provisiones disfrutan de interesantes deducciones fiscales, lo que supone una ventaja con respecto a otros fondos disponibles como inversión.
El objetivo final de los fondos de pensiones, es que llegado el momento de la jubilación, sea posible retirar el total del capital que se ha ido aportando más la rentabilidad que se haya generado a lo largo de ese período.
Los productos financieros
son herramientas que facilitan el ahorro, la inversión y la
financiación, ofrecidos por instituciones financieras. Estos productos permiten a las personas gestionar su dinero, obtener rentabilidad y cubrir necesidades de crédito.
- Cuentas de ahorro: Permiten guardar dinero y obtener un interés pequeño.